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JÓVENES MAYAS EN DEFENSA DE SUS COMUNIDADES.


TALLERES DE FORMACIÓN POLÍTICA COMUNITARIA


En la comunidad indígena de Buctzotz, Yucatán, un grupo de jóvenes mayas de distintas localidades y ejidos se reúne para denunciar “las trampas” de las empresas sobre sus tierras, informarse acerca de sus derechos como pueblo indígena, y buscar así, en colectivo, las estrategias para hacer frente al despojo desde la revaloración de su propia identidad.

En talleres de formación política comunitaria, convocados por la Asamblea de Defensores del Territorio Maya Múuch’ Xíinbal, los jóvenes mayas de la Península de Yucatán reflexionan desde dónde se construye la lucha de sus comunidades. Pedro Uc Be, poeta e integrante de Múuch’ Xíinbal, explica que quienes toman los talleres son los hijos o los nietos de ejidatarios a los que diversas empresas han ofrecido contratos de usufructo de la tierra para imponer sus megaproyectos. Son ellos quienes, dice Uc, frente a la dificultad de sus padres para leer o entender el español en los contratos, asumieron la defensa del territorio y decidieron formar parte de este espacio de reflexión, con el fin de llevar sus aprendizajes y experiencias a los integrantes de su comunidad.


Los temas que se discuten parten de las problemáticas con las que por años se ha enfrentado una región a la que a la invasión de los monocultivos de soya transgénica, la construcción de megagranjas porcícolas, los parques eólicos y fotovoltaicos y las inmobiliarias o el turismo verde se une la imposición del megaproyecto federal del Tren Maya, “que cierra el círculo de la integralidad del despojo”. Es bajo este panorama que, desde enero de este año, Pedro Uc Be y Russell Peba, profesor y también integrante de Múuch’ Xíinbal, se reúnen con los jóvenes para revisar los contratos de usufructo, aprender sobre derecho indígena y formarse en política comunitaria.


“Hacemos los talleres con estas personas que ven la necesidad de fortalecer su conocimiento y de revalorar su identidad y su visión como jóvenes mayas, como mujeres y hombres que comienzan a descubrir que hay una problemática de fondo con los megaproyectos que llegan a sus comunidades”, dice Uc Be, quien destaca que la identidad es el eje transversal de todas las reuniones. Pues es a partir del ser, el mirar y el sentir maya, indica el defensor, que “como comunidades construimos nuestra lucha en defensa de nuestro territorio, del agua, de la selva y de nuestro medio ambiente en general”. Y esa intención es, asegura, la que se busca cumplir en cada sesión.


La dinámica y los tiempos de las reuniones varían según el tema que se discutirá. “Desde la primera vez que vinieron los jóvenes les explicamos el modo en el que trabajaríamos, pues, a diferencia de los talleres institucionales, en los que se busca desparramar los contenidos, aquí no respondemos a ningún programa oficial o impuesto, sino que empleamos el tiempo que la gente y el tema requieran para abordarlo en plenitud”, cuenta Pedro Uc desde su comunidad de Buctzotz.


Uc y el defensor Russell Peba provocan la conversación entre el grupo de alrededor de 15 personas, para después “dejarles a ellos la discusión”. El preámbulo de los dos integrantes de Múuch’ Xíinbal inicia con la proyección de diapositivas, imágenes y mapas que presenten brevemente la problemática a discutir. Luego, una vez conocido el asunto del taller, se hace una plenaria entre los integrantes del grupo, seguida de un espacio para reproducir y comentar canciones afines al tema: “Son canciones de autores como Víctor Heredia, Mercedes Sosa o Silvio Rodríguez, que sirven para eslabonar una parte con otra, un segmento de la discusión con otro”, señala Uc Be.


La organización por equipos es el siguiente paso del taller, para que en grupos pequeños se compartan, en maya y en español, las experiencias de despojo territorial y las formas de resistencia para hacerle frente. Además de la revisión de los contratos “tramposos” de las empresas y las “pinceladas” para la formación en materia de derecho indígena, las sesiones también son espacios de aprendizaje sobre la historia de los mayas en Yucatán y la historia oral conservada por el pueblo. En estos talleres los jóvenes discuten, critican y reflexionan sobre libros como Canek, de Ermilo Abreu Gómez, con el horizonte de valorar y fortalecer su identidad maya. Terminado el trabajo en equipo, se realiza una nueva plenaria “para poner en común” las discusiones de los grupos, y por la noche, finalmente, se proyecta algún documental o película relacionado al tema general de la sesión.


En ocasiones, los talleres también han contado con invitados que contribuyen a la formación de los jóvenes en la defensa del territorio. Por ejemplo, para la tercera sesión se organizó una reunión vía Zoom con los académicos del colectivo Articulación Yucatán, que dieron una charla para responder a las preguntas sobre qué es una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), quién la hace, para qué sirve, cómo se aprueba y qué debe saber el pueblo al respecto. “Nos hablaron principalmente sobre todo lo que atañe a este estudio ambiental en relación con los megaproyectos, especialmente con el Tren Maya”, cuyas MIA han sido señaladas por colectivos y organizaciones indígenas de la Península de Yucatán ante las faltas e irregularidades en su elaboración.


Para Pedro Uc, el involucramiento y la participación de los jóvenes en la resistencia de las comunidades mayas significa la esperanza. “Es la mayor alegría”, cuenta, “porque el interés que hay en un joven, la energía que tiene y los sueños que comienza a soñar son fundamentales para pensar que es posible que la cultura maya se mantenga viva frente a la situación tan lamentable que vivimos, frente al despojo y al etnocidio”. La idea, añade el poeta, “es mantener la lucha informando a la gente, principalmente a los jóvenes. Nosotros creemos que el trabajo que tenemos que hacer es el de generar la reflexión, no el trabajo de asistencialismo que hacen el gobierno y los particulares”.


La labor de los defensores de Múuch’ Xíinbal no se queda sólo en Buctzotz, pues los jóvenes llevan el aprendizaje a sus comunidades, y tanto Pedro Uc como Russell Peba se organizan para visitar a los campesinos que buscan información sobre los problemas que involucran a sus tierras, con el fin de continuar con la concientización del pueblo maya sobre sus derechos.


Es con todo el trabajo, finaliza el defensor, como se contribuye a que “el corazón de las personas mayas sea de verdad de maíz, para que puedan entender qué valor tiene este territorio que nos mantiene vivos como cultura”.




Publicado por el suplemento "La Ojarasca" del periódico "La Jornada".



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