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El tren de los atropellos (II)

El tren de los atropellos (II)

Por Juan Carlos Faller M.

En el apartado “IV.4.11. Análisis social de los pueblos indígenas” del documento oficial del FONATUR se lee: “El etnocidio puede tener un giro positivo, el ‘etnodesarrollo’, este puede ser posible si se involucra en el proceso de desarrollo y en la administración de beneficios a las poblaciones indígenas que estarían siendo afectadas por el desarrollo, en este caso podríamos entenderlo como un proceso participativo para las comunidades indígenas para involucrarlas no sólo como establece el Convenio OIT 169, sino desde la propia planeación y (...)” bla bla bla.


El problema es que el “etnocidio con giro positivo” que FONATUR ofrece como su visión y su meta no está cumpliendo ni siquiera con lo mínimo que requiere el “giro positivo”: las poblaciones indígenas no han tenido nada que ver en el proceso de desarrollo del “proyecto del tren”, que involucra un soterrado reordenamiento territorial de gran envergadura (con todos los visos y los vicios del saqueo agrario) en el área maya de México.


El párrafo que abre este artículo está tomado de la página 404 de la Manifestación de Impacto Ambiental del Proyecto del Tren Maya, “Fase 1” (es decir, primer tramo). No dice nada FONATUR todavía del verdadero monstruo (que viene con todos los visos y los vicios del saqueo agrario) cuya fachada es un tren con banderita de la 4T. (“Es mucho más que un tren”, ofrece en venta el traidor ONU-Hábitat, que vende hasta a su propia madre.)


¿Cuántos ojos habrán visto esos párrafos iniciales del “Análisis social de los pueblos indígenas”, hecho por FONATUR, antes de publicarse? ¿Cuántas veces habrá leído Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons Gómez esa primera página del “Análisis (...)” hecho por su FONATUR? “El etnocidio puede tener un giro positivo” dice Milardy Douglas y asiente, satisfecho en el deleite pueril del racista que ignora serlo, mesándose el mentón de maquinista de la 4T.


En fin. Total, que el documento se mandó así con lo de “etnocidio con giro positivo” a la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat, misma que lo publicó hace un mes con la siguiente advertencia: “El contenido de este archivo no podrá ser modificado o alterado total o parcialmente” bajo pena que puede dar lugar a una sanción “privativa de la libertad”. ¡Y zaz! Así quedó este documento rebuznante de la 4T para la historia.


* * *


–Es que dice Rogelio que si se cae lo del tren se viene abajo la 4T –justifica con urgencia Pablo (de FONATUR) por teléfono.


–¿Qué? ¡Ahora sí me fregaste! No sé por qué crees que nos pueda interesar lo que ustedes llaman “4T“ por sobre nuestra identidad y nuestra cultura –dice Lázaro del otro lado de la línea, pero con otras palabras.


–Vamos a platicar, Lázaro. Veme como Pablo, no como FONATUR, no somos lo mismo. Me gustaría hablarlo frente a frente contigo –trataba inútilmente Pablo de deslindarse para abrir un portal al diálogo.


–No Pablo, tú hablas por FONATUR, y no vamos a hablar con FONATUR a menos que se detengan todos los trabajos y se reponga el procedimiento. El gobierno mexicano está violentando y pisoteando los derechos colectivos de los mayas, y bajo esas condiciones no puede haber diálogo. Si FONATUR cancela su barbarie desarrollista podremos platicar entonces, pero antes no –dijo Lázaro, pero de otra forma.


–¿Cómo que “cancela”? No entiendo.


–Sí, detener, resetear todo. Esa criatura está muy deforme, es un monstruo lo que han concebido, hay que rehacerlo todo.


–Es que el tren ya no para, y si me bajo va a seguir. Considero que puedo ser más útil dentro que fuera –insistía Pablo, bien subido y aferrado al tren de su cheque. Pero Lázaro ya no quiso seguir hablando, dijo adiós y colgó. (Pablo insistiría por mensaje de texto: “Dale, lo hablamos con unas caguamas”.)



* * *


En el apartado IV.4.11 del documento oficial del FONATUR se lee: “El etnocidio puede tener un giro positivo (...) si se involucra en el proceso de desarrollo (...) a las poblaciones indígenas que estarían siendo afectadas (...), como un proceso participativo (...) no sólo como establece el Convenio OIT 169, sino desde la propia planeación y (...)” bla bla bla.


Pero con lo que va del tren el gobierno de López Obrador ha violado todo lo estipulado en el Convenio 169 de la OIT (vigente desde 1990 gracias a la firma de México) y la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (2007). Es así como el etnocidio que vislumbra el FONATUR de Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons Gómez será un etnocidio a secas, sin “giro positivo” ni “etnodesarrollo” ni nada. Sólo será etnocidio. Al estilo de la 4T. (J.C.F.M., Jo’, Yucatán, 10 de julio de 2020)


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