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El abandono a los mayas... y a nuestro futuro

El abandono a los mayas... y a nuestro futuro

(Primera de dos partes)





Por: Juan Carlos Faller Menéndez


La Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró este 2021 como el año inicial del Decenio de la Restauración, que es “un esfuerzo internacional conjunto para restaurar los ecosistemas del planeta”. En relación con lo anterior, un estudio del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en Inglés) concluyó que los pueblos indígenas son los más responsables y sostenibles para salvaguardar la diversidad biológica terrestre, ya que “un notable 91% de los ecosistemas administrados por pueblos indígenas se encuentran en condiciones ecológicas buenas o moderadas.” (https://www.ngenespanol.com/ecologia/)


Sin embargo, en México son precisamente dos agencias de la ONU las que están boicoteando y traicionando el “Decenio de la Restauración”: el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que se han convertido en cómplices activos de los desvaríos megalómanos y criminales del presidente de México en el proyecto etnocida del mal llamado tren maya. La traición –sobra decirlo– es por dinero: varios millones de dólares en contratos por consultorías.


El proyecto del tren es la punta de lanza de un gran plan de despojo territorial y reconfiguración demográfica contra el pueblo Maya y contra los frágiles ecosistemas de la Península. Vale la pena recordar, como muestra de ello, algunas de las conclusiones a las que llegó el año pasado un grupo de investigadores y académicos de 91 instituciones (65 nacionales y 26 extranjeras) al analizar la “Manifestación de Impacto Ambiental Modalidad Regional (MIA-R). Tren Maya Fase 1 Palenque Izamal” del FONATUR, presentada en junio de 2020:


–El Sistema Ambiental Regional (SAR) que será impactado por el Proyecto Tren Maya está mal definido y presenta fronteras muy estrechas. (...) La subvaloración del área afectada (...) reaparece en todos los demás capítulos de la MIA (...).


–El desarrollo que se propone intensifica en vez de amainar la dinámica predatoria [de los recursos naturales] ya presente en la región (...).


–La información sobre la frecuencia de los trenes de pasajeros y de carga no es clara para determinar los efectos barrera y borde (ruido, vibración y contaminación) que afectarán el movimiento de la fauna. Por lo tanto, la magnitud de los impactos que generará el proyecto está subestimada en la MIA (...).


–El riesgo de destrucción y hundimiento del suelo kárstico es de nivel alto severo. Su afectación pone bajo amenaza el anillo de cenotes y el acuífero subterráneo que abastece al norte de la Península (...).


–[En la MIA se] proponen instrumentos financieros que convierten a los campesinos en socios minoritarios dependientes de las ganancias del mercado de valores y sin tierra. Así como está planteado, el efecto de esta modalidad se traducirá en un despojo de tierras a los campesinos.


–Un desconocimiento de las tradiciones y modos de vida de los pueblos mayas lleva a identificar a los comisarios ejidales con las autoridades tradicionales. Esto genera una tergiversación de la voluntad de los pueblos y un desconocimiento de sus formas de consulta.


–A pesar de tratarse de una región con flujos muy importantes de migración interna e internacional, la MIA no aporta un estudio del caso. No hay, en consecuencia, una valoración de los efectos del proyecto bajo las figuras de desplazamiento, expulsión o atracción de población ni de los impactos que esto tendrá en la población residente. Tampoco se presentan datos sobre el cambio en la relación rural-urbana de los asentamientos poblacionales.


–Especial preocupación surge de la desestimación del impacto cultural del proyecto en la MIA. La densidad arqueológica a lo largo de todo el recorrido del tren indica un tremendo riesgo de pérdida cultural e histórica (...) Los otros daños son el ambiental, de dimensiones planetarias, y el sociocultural mediante el desarraigo y desestructuración de formas de vida y visiones del mundo alternativas a la que ofrecen la modernidad y el desarrollo y que orientan hacia modos de vida no predatorios.


–La MIA-R (2020) presentada no reúne condiciones suficientes para establecer los modos, procedimientos y metodologías para garantizar que el proyecto Tren Maya, que incluye el tren, los polos de desarrollo y los proyectos complementarios, logre generar los beneficios que se propone y evitar los daños graves e irreversibles que científicos, estudiosos, sabios comunitarios y un sentido común ampliamente compartido están señalando insistentemente. Después de revisar la MIA con toda seriedad y cuidado la conclusión es que el proyecto no tiene condiciones para llegar a buen término y que el daño que causará no compensa ninguno de sus buenos propósitos.


–En apego al Convenio sobre la Diversidad Biológica del cual México es parte, y considerando los motivos antes señalados, las graves deficiencias y omisiones presentadas en la MIA- R, así como los riesgos que el proyecto representa para el medio ambiente, se exhorta a la SEMARNAT a apegarse al Principio Precautorio 15 establecido en la Declaración de Río sobre el