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La regla básica de la dominación capitalista es destruir para construir (lo suyo).

  • RED DE APOYO AL CIG T’HO’
  • 28 ago 2018
  • 5 Min. de lectura

Foto: Haizel de la Cruz


En el mes de julio comuneros mayas han estado denunciando el bombardeo de químicos pesticidas, a través de un helicóptero, sobre los ranchos San Martín, San Fernando, San Marcos, Rancho Alegre y Dzonot Pinto, Dzonot Carretero de la comisaría de Tizimín y la Zona de Reserva Río Lagartos. Se han exhibido públicamente videos y fotos de la fumigación sobre el territorio Maya, lo que provocó entre muchos de los males, la muerte de miles de abejas.


Esta acción ha causado graves daños económicos, ecológicos y sociales afectando directamente la autonomía de las comunidades Mayas, dado que perjudica el proceso de polinización, la flora de la que se alimentan las abejas ha sido envenenada y con esto su muerte es inminente.


Estas prácticas de agricultura industrial agresiva, siempre de carácter privado, son invisibles para los que administran nuestros recursos (instituciones y autoridades), los mismos que incumplen sus principales deberes, prohibir el uso de tóxicos, vigilar el cuidado y respeto a la naturaleza y sobre todo respetar el territorio y las prácticas de las comunidades Mayas.


Actualmente en la milpa Maya conviven 40 diferentes productos agrícolas comestibles que se siembran alternados con el maíz y proveen de forma básica, proteínas, vitaminas y minerales. Lo que asegura una nutrición integral y autónoma. Plagas, sequías, huracanes etc., pueden afectar las cosechas y como alternativa los mayas han desarrollado distintas actividades complementarias que dejan ver una soberanía sobre su territorio y un desarrollo sustentable, pero sobre todo una autonomía ante los malos gobiernos permitiéndoles una supervivencia digna. Han desarrollado la venta de su fuerza de trabajo (maquila, servicios varios, turismo), la comercialización de excedentes y productos de traspatio (frutas, hortalizas, plantas medicinales), aves, animales de corral, cabezas de ganado, alimentos preparados, artesanías (enseres varios, confección y bordado de ropa, hamacas, dulces, jabones y pomadas artesanales, etc.) y la importante producción de miel multiflora que cumple con las exigentes normas de calidad e inocuidad de los mercados internacionales.


Su ingeniería agrícola ha demostrado a través de los años su eficiencia. Recurren a la filosofía y espiritualidad heredada de sus abuelos y abuelas en su relación con la naturaleza. Tienen un gran respeto por la naturaleza, obtienen de ella sus recursos buscando siempre el equilibrio y no toman más de lo que necesitan.


Carlos Meade (https://www.lajornadamaya.mx/2016-12-29/La-selva-el-gran-jardin-de-los-mayas) nos pasea por las evidencias de esta herencia cultural, que muestran una relación estrecha, vital y valiosa entre los pueblos mayas y la naturaleza. En 2016 escribió: “Hoy día muchos mayistas concuerdan en que el modelo agrícola maya de la milpa itinerante y diversas prácticas de silvicultura convirtieron a la selva en un verdadero jardín”. El autor destaca en su artículo que los mayas poseen el conocimiento específico de las cualidades de cada una de las especies que viven en su Territorio, sus ciclos naturales así como sus formas de reproducción y dispersión por eso la compara acertadamente con un jardín que los pueblos mayas han manejado (y construido), desde hace más de 8000 años y cuya acción ha generado mejores prácticas y conocimientos, que junto con la evolución natural de la zona, han dado la forma que tiene actualmente, “los mayas y las poblaciones que les precedieron modelaron el medio ambiente para hacerlo más adecuado a sus necesidades pero sin romper los equilibrios naturales”.

Con ejemplos explica cómo funcionan las prácticas tradicionales, totalmente ecológicas y sustentables y nos informa que existe un “apabullante conjunto de evidencias” sobre estas técnicas exitosas, mismas que los gobiernos ignoran y en su lugar promueven a través de CONAFOR “programas incompatibles con las prácticas y técnicas mayas”.


Para reforzar su argumentación cita un importante trabajo de Anabel Ford y Ronald Nigh “El jardín forestal maya: ocho milenios de agricultura sustentable en las selvas tropicales bajas” (Artículo de Journal Ethnobiology Diciembre 2009, < DOI:10.2993/0278-0771-29.2.213 > y/o < https://doi.org/10.2993/0278-0771-29.2.213 >) que la califican como “un generador de biodiversidad y de renovación endógena de la fertilidad del suelo, estrategia todavía útil y necesaria para el futuro de la humanidad en los procesos de restauración ecológica”, y nos advierten: “la mayor amenaza a la conservación de la selva, es la pérdida de conocimientos tradicionales que derivan de transferencias tecnológicas inducidas desde un modelo cultural dominante que ignora y desprecia una sabiduría milenaria”.


Los pueblos mayas padecieron fenómenos metereológicos y sequías de los que han sabido reponerse. Desde la época colonial y hasta la actual hidra capitalista (que todo lo depreda) grandes daños les infringieron explotando su territorio (ganadería, monocultivos, extracción de palo de tinte en las costas, chicle y madera en el sur y en épocas más recientes, la explotación del henequén que dañó buena parte del norte de la península). Sin embargo, a pesar de las formas de producción impuestas y decisiones que vienen siempre de los que arriba que ostentan el poder, han sabido sanar, reparar y mantener una y otra vez su Territorio. En su ejercicio, garantizan la continuidad de la vida y hasta la fecha resisten como pueblos originarios hablando su lengua, siguiendo las prácticas tradicionales que les han heredado y resistiendo a los nuevos retos que les plantea la “modernidad”.


El desmantelamiento sistemático de las formas de vida y de organización de los Mayas, ha sido constante. Actualmente las agresiones al conocimiento y territorio se aceleran al ritmo de la voracidad de los que buscan beneficiarse con las riquezas del pueblo Maya.

Con la “modernidad” y el “progreso” se acentúan situaciones de peligro para el pueblo Maya, tales como:

  • Consecuencias fatales por el uso indiscriminado de fertilizantes y agroquímicos. apropiación de su cultura (la que deja grandes ganancias lucrativas en el sector folklor/turismo).

  • Prohibiciones en el uso de su Territorio, basándose en normas y disposiciones que vienen impuestas desde los que supuestamente defienden la “sustentabilidad, el ahorro de agua y energía”.

Lo único que provocan estas decisiones es el despojo de la tierra para el pueblo y la conversión del territorio de los abuelos y abuelas en mercancía, beneficiando a los grandes capitales nacionales y extranjeros.


Varios pueblos han decidido defenderse y dar la batalla por la vida, y es por todo lo expuesto que los mayas nos dicen que nadie les tiene que venir a enseñar a ser sustentables pues sus técnicas siempre lo han sido.


Debemos detener la devastación de la selva baja peninsular porque está en peligro el ancestral pueblo Maya. Si esto continúa se aniquilará su amplio conocimiento sobre el clima, el comportamiento de la flora y fauna, de los insectos y hongos, de vientos y entes, su concepción astronómica y matemática (que grandes aportes realizó a nuestra civilización occidental), la concepción del tiempo, pero sobre todo su territorio y con el la vida toda, la de ustedes y la nuestra.

Debemos detener el uso y abuso de los agroquímicos con los que nos bombardean porque terminan aniquilando una forma de vida sustentable. Los fertilizantes y agroquímicos se depositan en el manto acuífero contaminando el agua (fuente de vida), erosionan y contaminan la tierra gravemente.


Sin flora no hay abejas, sin abejas no hay polinización. Sin murciélagos y aves no se esparcen las semillas. Si ignoramos las celdas fotovoltáicas que pretenden instalar en miles de hectáreas el aumento de temperatura nos cobrará la vida de las especies protegidas y/o endógenas, la selva y todo lo que habita en ella. Sin olvidar el secuestro de lo sagrado, los hogares y todo lo que rodea a las poblaciones mayas.


La vida está en peligro para todxs los seres vivos habitantes de la región, si permitimos que continúen estas prácticas de muerte aunadas a los megaproyectos que están invadiendo la península, el desastre ecológico está en puerta. Es necesario que nos informemos, involucremos y comprometamos con la defensa de la vida en la región, o no habrá futuro para nadie.


Pareciera que el archipiélago del que hablan los zapatistas, se está formando en las antiguas haciendas, casi todas privadas, pero aún ahí se necesita agua.


¡¡Castigo a los culpables de la contaminación de la vegetación y la muerte de las abejas!!



Aquí las referencias de las denuncias:



RED DE APOYO AL CIG T’HO’ Mérida Yucatán, Agosto 2018.





 
 
 

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