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La importancia de “Múuch’Xíinbal”


Teresa Jardí acompañando la reflexión con pueblos mayas

La Península de Yucatán está siendo condenada al exterminio, lo que queda evidenciado –para quien quiera verlo– con las contaminantes granjas de cerdos y las grandes plantaciones de soya permitidas. Por eso a los pueblos mayas originarios que alertan sobre esto y que se manifiestan en contra del despojo se les trata con indiferencia, cuando no con desprecio.

La Asamblea de Defensores del Territorio Maya “Múuch’Xíinbal”, defiende la vida de todos los habitantes de la Península. E incluso se puede afirmar sin mentir que se están alzando como defensores de los habitantes del mundo en el amenazante siglo de cambio climático que se vive en el planeta.

El exterminio de la fauna y de la flora donde quiera que se dé en cascada afecta al mundo entero y, sabios que son, los integrantes de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya se oponen a la muerte que significa para la región maya lo decidido por los indigenistas que adoran a los indígenas confinados en los museos como parte de historia. Pueblos originarios que desprecian los indigenistas cuando están vivos. Unos, porque siendo indígenas se han convertido en traidores. Otros, porque son incapaces de entender que la miseria está en los cinturones de miseria, donde los desplazados se ven obligados a morir cuando son despojados de su territorio en aras de un falso desarrollo que no beneficia más que a los mismos ricos de siempre. Ricos que codician lo poco que a los pueblos originarios les queda protegidos por los gobiernos, que para desgracia de México no se han ido con MORENA.

Y obligados ante la amenaza de construcción del mal llamado Tren Maya y, peor aún, amenazada la Península con los polos de “desarrollo” que se avecinan, los Defensores del Territorio Maya Múuch’Xíinbal” denuncian a nombre propio –y añado yo que de todos los habitantes de este paradisíaco lugar que van camino de convertir en infierno– que: “… Nuestro territorio está cercado por el desarrollo sustentable, como el transporte, la generación eléctrica, la producción de soya, de cerdos, la construcción de hoteles y restaurantes. Pero las mujeres y hombre mayas que lo ocupamos desde hace miles de años somos el único escollo de las bondadosas políticas gubernamentales y empresariales que han decidido, por su dinero, por su poder político y por su visión empresarial, convertir en corredor de producción industrial nuestro ocioso territorio que alimenta una lengua sin precio, una cultura sin ambición capitalista, que debe ser exterminada para darle lugar a la conquista y el despojo sustentable. Somos algunas comunidades que no compartimos esta sustentable visión colonizadora. Nosotros hemos jurado por nuestra vida, a nuestra madre tierra y naturaleza que ni la vendemos ni la rentamos, le tenemos respeto y cariño porque nos dio a luz y desde ese día nos da de comer para que a nuestra vida no le falte luz, no le falte agua, no le falte viento, no le falte noche ni fuego. Aquí en nuestro territorio aprendimos a hablar una lengua, la maya, aprendimos a ser familias, a ser pueblos donde hemos recibido con respeto a todos los que han llegado de lejos, pero no entendemos por qué nos lastiman, nos persiguen, nos difaman, nos encarcelan, nos expulsan de nuestras casas y selvas y hasta nos matan después que nosotros los recibimos con bondad y respeto para convivir con ellos…”.

La región maya, sabios que son los mayas, no está dispuesta a dejarse usar por indigenistas anclados en el pasado echeverrista, en el mejor de los casos, ni menos aún por otros corruptos personeros que acatan las decisiones de los que les pagan sus salarios teñidos con la sangre de los destinados a ser despojados.

La región maya para MORENA es una molestia. Pero “Múuch’ Xíinbal es para los habitantes de la Península, para el país y para el mundo, como los jóvenes en Chile, una esperanza y en eso radica su importancia y grandeza.

Publicado por el periódico "Por Esto". Ver enlace

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